viernes, 20 de noviembre de 2009

El ÚlTiMo sOrBo


[Adicción]

Juan López.

Un hombre, escuálido, con una melena de estilo country, no soportaba ser arrastrado por el peso de su mal. Nunca se mostró temeroso ante su debilidad. Trató de ser firme y no flaquear. Él solo probaba ser el dios del mundo, el amo de todo, pero la sustancia blanca que aguardaba sobre la repisa de su baño lo tentaba.

No soportó más y cayó bajo su poder invisible. Caminó descuidadamente sobre el cuarto oscuro, de presencia hosca, y silenciosa. Llegó al baño, se miró al espejo, y agudizó sus sentidos. Declinó la cabeza sobre el lavadero; después de unos segundos volvió a levantar la cabeza, se miró nuevamente al espejo, vio rastros de polvo que estaban impregnados sobre el borde de su nariz y pómulos. -Lo volví hacer -se dijo recriminándose-. Me ha vencido la tentación. Ya no soporto seguir así. -Fue lo último que repitió, mordiéndose los labios-. Dejó el baño y se fue de puntillas hacia su escritorio, sacó una hoja y empezó a escribir. Lloró. Las lágrimas iban humedeciendo los bordes del papel, mientras él seguía escribiendo sin prisa alguna. Firmó.

Dejó el escritorio. Sacó una soga debajo de su cama, la sujetó sobre una de las vigas de su techo. Jaló una silla y se remontó sobre ella; al mismo tiempo, se sujetó el cuello con la cuerda y se dejo caer. Sus manos abiertas de par en par, esperaban que la luz que se escurría por la ventana, lo consumiera por completo: a él y a su vergüenza.

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